Ir al contenido principal

Un siglo en Venezuela

Lo escuchamos al inicio de la guerra de Ucrania y Rusia. Sabemos que no es un buen lugar para vivir en la actualidad. Pero, ¿es tan malo como nos lo pintan en las noticias? ¿Siempre ha sido así?


En la actualidad, Venezuela se encuentra en una precaria situación económica y política que ha captado la atención a nivel nacional e internacional. 
La nación sudamericana ha enfrentado y se enfrenta a desafíos monumentales, marcados por crisis económicas agudas que afectan gravemente a la calidad de vida de sus ciudadanos generando tensiones y demandas que han trascendido al ámbito político dirigido hoy en día por Nicolás Maduro. La hiperinflación, la depreciación de la moneda local (el bolívar), la dependencia histórica de los ingresos por exportación de petróleo y significativas contracciones económicas, entre otros aspectos, hacen que sea uno de los países con menor PIB per cápita de Sudamérica.

Según datos de páginas web como VisionOfHumanity, Expansión , Monitoreamos o Statista justificadas con datos extraídos del FMI, el Banco Mundial o de institutos nacionales de estadística; el país del que hablamos tiene un bajísimo nivel de vida, poca capacidad para generar negocio y un alto índice de corrupción. Sin embargo, ¿siempre se ha dado esta situación?

Venezuela en 1900 salía de un período de inestabilidad política marcado por guerras civiles y conflictos armados conocidos como las Guerras Federalistas y enfrentó el bloqueo naval de las potencias europeas (bloqueo naval de Venezuela) en respuesta al incumplimiento del servicio de la deuda externa. Dicho país dependía en gran medida de la exportación de productos agrícolas y minerales y la inversión extranjera, especialmente en el sector petrolero, por lo que empezaba a mostrar signos incipientes de desarrollo por este ala.

Hacia la gran depresión de 1929, Venezuela experimentó un impacto menos significativo en comparación a otros países. A pesar de ello, los precios del petróleo cayeron, disminuyeron los ingresos y las importaciones y se produjeron ajustes económicos y políticos.

No fue hasta la década de 1930 donde comenzó la era petrolera en Venezuela, la cual experimentó un crecimiento significativo y se convirtió en el pilar fundamental de su economía, dando pie a un fuerte periodo de éxodo rural y masivas migraciones internas y externas. El PIB per cápita llegó a cuadriplicarse, los precios se estabilizaron y se incrementó la capacidad de generar negocio gracias a la entrada de capital y a la llegada de inmigrantes lo cual atrajo inversión extranjera. Sin embargo, esto contribuyó a la dependencia económica de Venezuela en el petróleo, creció la desigualdad social por la mala distribución de la riqueza y la corrupción política.

La explotación petrolera no se había traducido en una mejora significativa en las condiciones de vida del país, lo cual se evidencia en el retraso relativo de la esperanza de vida y el índice de alfabetización

Entre 1930 y 1950 el nivel de importaciones per cápita se incrementaron hasta seis veces y se afianzó la tendencia monoproductora. Con la reforma de la ley de hidrocarburos de 1943 y la introducción de la ley del impuesto sobre la renta en 1942, los impuestos a la actividad petrolera se convirtieron en la primera fuente de ingresos fiscales aportando 60 por 100 del total en 1950.

La década que le sucede está dotada de una mayor estabilidad política y económica dirigida por el presidente Marcos Pérez Jiménez, quien estableció un gobierno autoritario y represivo donde se limitaron las libertades civiles prohibiendo los partidos políticos y restringiendo la libertad de expresión, aunque también llevaron a cabo programas de modernización y desarrollo económico. 

Esto nos muestra la falta de transparencia en el ámbito político por estos gobiernos que, por los abundantes ingresos de la industria petrolera, tenían acceso a considerables recursos financieros contribuyendo a la falta de diversificación económica.

Hacia 1960 el PIB per cápita fue reduciéndose significativamente pues se llevó a cabo la nacionalización de la industria del petróleo, Petróleos de Venezuela, S.A. (PDVSA), se implementaron políticas para destinadas a promover otros sectores económicos y así diversificar la economía venezolana y reducir la dependencia del petróleo, se realizaron inversiones significativas en infraestructura, incluyendo carreteras, energía eléctrica y telecomunicaciones para modernizar el país y se llevaron a cabo reformas agrarias para abordar las desigualdades en la tenencia de tierras y mejorar la situación de los agricultores.

Los problemas para Venezuela llegaron en la década siguiente, más concretamente en 1971 con la primera crisis del petróleo donde su PIB per cápita alcanzó un mínimo de 516111111,1 dólares; aun así era el segundo país más rico de la región detrás de Argentina. Tras el inicio de la crisis, los precios del petróleo experimentaron un aumento significativo debido a factores como la Guerra del Yom Kippur en 1973. Este aumento de precios generó un "boom" petrolero inicial para Venezuela, ya que los ingresos por exportación de petróleo se dispararon.

La bonanza petrolera permitió al gobierno realizar inversiones significativas en infraestructura y programas sociales y, a medida que los ingresos petroleros aumentaban, Venezuela también comenzó a tomar préstamos significativos en los mercados internacionales de capital. Esto llevó a un endeudamiento considerable que tendría consecuencias en las décadas posteriores.



Los ingresos petroleros crearon una abundancia de divisas, pero también llevaron a un aumento de la demanda interna y a presiones inflacionarias, comenzaron las dudas sobre el destino de los ingresos por la exportación de petróleo y el índice de Gini ya mostraba ciertos signos de desigualdad que siguieron creciendo en las décadas siguientes.

En 1980 los niveles de bienestar del país mejoraban a un ritmo superior al promedio. El índice de alfabetización mostraba una mayor mejoría respecto a los valores de 1950 y el aumento de precios del petróleo hizo que el PIB per cápita y la capacidad importadora alcanzasen sus valores máximos históricos. 
La bonanza petrolera debido al alza súbita de precios representó un aumento sin precedentes del ingreso fiscal. Sin embargo, a pesar de estos avances, la economía daba muestras de estancamiento y presentaba una extrema dependencia de los ingresos petroleros que lo hacían altamente vulnerable a cambios externos.
En 1983 el gobierno del entonces presidente Luis Herrera Campins (1979-1984) anunció una drástica devaluación del bolívar dando a conocer el día que sucedió como "Viernes Negro". El PIB per cápita pasó de 4.658.418.604,6 a 3.506.506.666,6 y se redujo la inversión extranjera de un 1,5 a un 0,1 según datos del Banco Mundial.
Tras esto, se implementaron medidas de ajuste económico y reformas, conocidas como el "paquete económico de 1989" las cuales incluyeron la devaluación de la moneda, la eliminación de subsidios y cambios en las políticas fiscales. Esto provocó los sucesos conocidos como "Caracazo". Estas fueron protestas y disturbios populares en Caracas y otras ciudades, en gran parte como respuesta a las medidas económicas impopulares. La represión gubernamental resultó en pérdida de vidas y un impacto duradero en la sociedad venezolana.

Vídeo aquí.


En 1989,Venezuela vivió la conocida "Década Perdida" con una hiperinflación que llevó a la implementación de medidas económicas de ajuste. 
Hubo intentos de abrir la economía venezolana a través de programas de liberalización y privatización. Estos esfuerzos buscaron atraer inversiones extranjeras y mejorar la eficiencia económica, pero también generaron controversias y resistencia política. La complejidad económica del país estaba vinculada en gran medida a la producción y exportación de petróleo por lo que aumentó la vulnerabilidad de la economía venezolana a las fluctuaciones en los precios en los mercados internacionales. 
Toda esta situación avivó el descontento social hasta un punto en el que aparecieron ciertos líderes que originaron golpes militares en necesidad de un cambio de figuras políticas corruptas a transparentes.

Acercándonos al 2000 y a la actualidad, dicho país se enfrentaba sobre todo a problemas internos, entre ellos inestabilidad política debido a los abundantes cambios de presidentes y numerosos golpes de estado. Todo esto ha hecho el PIB per cápita de Venezuela se haya mantenido en prácticamente los mismos datos en casi 20 años, han invertido, aunque poco, en I+D, y han reducido su gasto en educación al igual que en sanidad.                                                                                                                   
Resolviendo la duda de a donde iba a parar el dinero del Estado (puesto que el PIB crecía y se recortaban gastos), el Índice de Gini de estos años nos muestra, a parte de la falta de datos por la poca transparencia la cual se situaba en 14 puntos sobre 100, cómo la desigualdad social se encontraba en un 50%  y el índice de transparencia a niveles entre 27 y 15 sobre 100 entre 2000 y 2020 posicionándose así en el puesto 177 de 180 tras la última medición en 2022 estando entre los países con mayor corrupción en el sector público.
La capacidad para generar negocio resulta realmente complicada actualmente pues Venezuela se encuentra en un 30% según datos de Expansión colocándose así en el puesto 188 de los 190 países que conforman el ranking.  Y el índice de desarrollo humano se situaba en niveles de 0,6 siendo superado por países como Argelia o Egipto
Afirmamos, ya justificado por todos los datos anteriormente aportados, que Venezuela ha sido una excepción en muchos sentidos. Un país que durante muchos años ha tenido el mayor producto interno bruto (PIB) e importaciones per cápita, y, a partir de los años cuarenta,  la mayor dependencia fiscal y externa de un solo producto a pesar de haberse beneficiado de las reiteradas subidas de los precios del petróleo y ser miembro fundador y participante activo en el cártel de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP). 







Comentarios